jueves, 31 de mayo de 2012

El Ratoncito Pérez: el cuento que se hizo realidad


La tragedia de que se te caiga un diente de leche y deje un vacío entre tu dentadura ha pasado desapercibida por todos los niños desde que Luis Coloma creara la figura del Ratoncito Pérez. Desde entonces, los más pequeños han visto este acontecimiento más bien como una celebración fortuita que como un inconveniente. Cuidan y adoran su diente perdido como una moneda de oro, lo incuban bajo el calor de sus almohadas al llegar la noche y esperan a que un fantasioso ratón se cuele por su cama para llevarse el diente y dejarles un regalo a cambio. Y desde entonces la recompensa también ha ido cambiando: desde bolsas de chucherías, dinero, paquetes de cromos o cualquier otra cosa capaz de ilusionar al niño, que embargado por la alegría del regalo, es incapaz de concebir la absurda realidad del acto. Hasta tal punto, que el Ratoncito Pérez se ha convertido en el segundo momento más esperado del año (después de los Reyes Magos) para todos esos niños que creen en la magia de estos personajes.

Ratoncito PérezEl Ratoncito Pérez es ya una tradición universal.

Y ello se debe exclusivamente a la imaginación de Luis Coloma. El 9 de enero de 2012, se cumplieron 161 años desde el nacimiento de este escritor, periodista y jesuita español, especialmente conocido por su labor como autor de literatura infantil. Nacido en Jerez de la Frontera en 1851, se licenció en Derecho, pero mantuvo siempre su vocación por las letras y la literatura. Ya desde joven colaboró en publicaciones como El Tiempo, un periódico político vespertino de Madrid. Fue a través de la prensa donde dejó claramente plasmado su apoyo a la restauración de los Borbones y su posición contraria a la revolución de 1868. De hecho, fue precisamente al Rey Alfonso XIII a quien tuvo el honor de dirigir su obra más famosa: el Ratoncito Pérez.
A finales del siglo XIX, desde la Corte Real, se le pidió a Coloma que escribiera un cuento para el pequeño Alfonso XIII, a quien con tan solo ocho años acababa de caérsele un diente. A Coloma se le ocurrió la historia que tan bien conocemos sobre el Ratoncito Pérez, protagonizada en su historia por el rey Bubi (así era como la reina llamaba a su hijo en aquel entonces), y que gustó tanto y triunfó que desde entonces la historia se ha repetido en todos los hogares donde habita un niño. El cuento convertido en realidad. Ahora es una tradición arraigada en España y en Latinoamérica, y el simpático ratón es ya uno de los personajes más populares infantiles capaz de generar ilusiones en los niños. Su fama se ha mantenido hasta nuestros días, llegando incluso a protagonizar la película ‘Pérez, el ratoncito de tus sueños‘ en el 2006.

La tradición se ha extendido a otros países lejanos convirtiéndose en una costumbre casi universal y adoptando diferentes formas en distintas culturas. Así, en México y Chile se le llama “el Ratón de los Dientes” y en Argentina, Venezuela, Uruguay y Colombia simplemente “El Ratón Pérez”. En Francia se le llama “Ratoncito” (la petite souris), en Italia se le conoce como “Topolino”, “Topino” (Ratoncito) o “Fatina” (Hadita) y en los países anglosajones este papel lo encarna el “Hada de los dientes” (Tooth Fairy). En Cataluña, la misión de recoger los dientes es encomedanda a “l’Angelet” (el Angelito), en el País Vasco -sobre todo Vizcaya-, se encarga a “Maritxu teilatukoa” (Mari la del tejado) y en Cantabria es “L´Esquilu de los dientis” (La Ardilla de los dientes). Asimismo, en algunos lugares es tradición tirar los dientes de los niños a los tejados de las casas.

Por supuesto que Luis Coloma es además autor de numerosos cuentos cortos y biografías, pero el Ratoncito fue sin duda su obra maestra. Es una pena que para nosotros, los adultos, la pérdida de un diente se convierta en tragedia, en dolor, y en un gasto económico a través del dentista. Estaría bien que la imaginación de otro gran escritor nos hiciera concebir esa idea como algo más maravilloso. Después de todo, perder un diente no es algo tan dramático.

Fuente: http://www.leergratis.com/autores/el-ratoncito-perez-el-cuento.html

¿Cómo aprender a escribir?

¿Cómo escribir un cuento? La pregunta parece el título prometedor encontrado en algún folleto callejero que promueve algún tipo de taller literario. La pregunta conlleva una respuesta implícita: preguntarse sobre una manera o técnica de escritura significa que esa manera o técnica existe. Lo que a su vez significa que alguien tiene (¿escondida en un cajón?) una serie de leyes a seguir que facilitarían la producción literaria.  ¿se puede enseñar a escribir? ¿se puede aprender a escribir?

babel.jpg
Quizás el mejor consejo que se le puede dar a las personas que quieren “aprender” a escribir es, sencillamente, “aprender” a leer. En ese sentido Borges no estaba tan equivocado cuando decía que todo lo que había leído era aún más importante que todo lo que había escrito. En esta “humilde” frase se encuentra concentrada toda una teoría sobre la literatura que, años después, generó (y sigue generando) repercusiones, ecos, en las diferentes áreas de la filosofía y del análisis literario.


La enseñanza principal de esta idea es la siguiente: toda escritura es siempre, y antes que nada, lectura. Escribir es siempre re-escribir. Esto quiere decir que cada vez que estamos escribiendo un texto, estamos en realidad re-escribiendo otro texto, citando otro texto

Dos cuentos de Borges nos aclaran este concepto: “La biblioteca de Babel” y “Pierre Menard, autor del Quijote“. En el primero, el autor argentino imagina que el universo es una infinita biblioteca en la que basta con que un texto sea probable para que exista. Por ende, cualquier tipo de combinación de letras -tenga sentido o no- era suficiente para llenar las páginas de los innumerables fascículos perdidos en la biblioteca. Entre ellos existiría una suerte de Libro-Dios que contendría todos los otros libros en él; sin embargo, este Libro-Dios está perdido para siempre. De aquí se desprende una idea importante: todos las obras de la biblioteca son la re-escritura de ese Libro-Dios, son borradores, copias, de esa Obra Original.En “Pierre Menard, autor del Quijote”, Borges nos presenta una paradoja: un escritor francés que desea volver a escribir el Quijote, literalmente, pero sin copiarlo. Para entender mejor de que se trata leamos este párrafo:

Es una revelación cotejar el Don Quijote de Menard con el de Cervantes. Éste, por ejemplo, escribió (Don Quijote, primera parte, noveno capítulo): … la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir. [...]Menard, EN CAMBIO, escribe: … la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir.

Ponemos el acento en “en cambio” porque nos muestra la diferencia entre el texto “original” -el del Quijote- y la “copia” -el de Menard. Ambos fragmentos son morfológicamente iguales, sin embargo poseen sentidos diferentes, es decir, se pueden leer de maneras diversas: el estilo de Menard es arcaizante y afectado, él de Cervantes, desenfadado.

Ambos ejemplos nos ayudan a pensar la escritura como lectura: antes de ser escritor, se es lector y mientras mejor lector uno pueda ser, mejor escritor será. Esta idea excedió los dominios de la literatura y fue aplicada en diferentes campos de estudios. El filósofo francés Jacques Derrida, por ejemplo, desarrolla toda una teoría sobre el monolingüismo del otro que, resumiendo groseramente, argumenta que uno habla siempre una sóla lengua, pero esa lengua no nos pertenece: viene del otro, pasa por nosotros y se va. La lengua, como la escritura en nuestro caso, no nos pertenece, viene de otra parte. Así, escribir equivale siempre a citar un texto de otro. Y como ese otro texto se ha perdido para siempre (porque no viene de ninguna parte, porque es siempre cita de otro texto), la literatura sería una casa de citas, un palimpsesto: un texto borrado y vuelto a escribir.

palimpseste.gif
Es interesante señalar como esta noción coincide con un fenómeno que advirtió hacia 1930 el ensayista alemán Walter Benjamin: en la época de la reproductibilidad técnica la idea del “alma” de una obra, vinculada a su originalidad y autenticidad, tiende a desaparecer; gracias (o por culpa, como prefieran los lectores) a los mecanismos de reproducción los objetos estéticos pueden ser copiados y reproducidos al infinito, haciendo que la idea del “original” su vuelva obsoleta. Hoy en día nadie se preguntaría por el original de un film cuando vamos a un cine o compramos un DVD; uno no dice nunca “he ido a ver el original de Titanic al cine” o “me acabo de comprar la copia de Titanic en DVD”, sería ridículo. Porque la idea de original desapareció, ya no hay originales, sólo hay copias (borradores) que circulan entre nosotros.


Volviendo al tema del taller literario, hay un ejercicio recomendado por Hernán Casciari que es el siguiente: escribir un texto cualquiera tratando de imitar al máximo el estilo de nuestro escritor favorito; releer el texto y encontrar las frases que no se parezcan en nada a la prosa de nuestro escritor y subrayarlas, ése es nuestro estilo.

Texto adaptado de: http://www.leergratis.com/literatura/como-aprender-a-escribir.html







martes, 29 de mayo de 2012

Acentuación de diptongos, triptongos e hiatos

1) Subraya los diptongos o triptongos de estas palabras y coloca la tilde si es necesario.


miercoles - paciencia   - huella

ensuciais - sabeis -   fuelle

copiais - copiar - cambiar

caliente - huesped - varios

acentuais - fueramos - estiercol


2) Coloca ahora la tilde en estos otros términos. ¿Qué regla de acentuación aplicaste?

_ ventiun _ cuidate _ ruido

_ huisteis _ destruido _ contribuis

_ lingüistica _ fluir _ ciudad

_ casuistica _ viuda _ cuidado


3) Observa las siguientes palabras y realiza los pasos que se detallan a continuación.

1º Separa las sílabas con una barra.

2º Rodea con un círculo los diptongos y subraya los hiatos.

3º Indica si se trata de una palabra aguda, grave o esdrújula.

4º Añade tilde si es necesario y explica por qué lo has hecho.

empeorar

poema

leimos

heroe

aeroplano

caisteis

poetico

huida


4) Escribe las tildes que faltan en el texto.

Sin rumbo

Cuando sali me despeje un poco, pero hacia mucho frio y empece a tiritar. […] Me fui hasta Madison Avenue y me puse a esperar el autobus porque me quedaba muy poco dinero y queria empezar a economizar. Pero de pronto me di cuenta de que no queria ir en autobus. Ademas no sabia hacia donde tirar. Al final eche a andar en direccion al parque. Se me ocurrio acercarme al lago para ver si los patos seguian alli o no. Aun no habia podido averiguarlo, asi que como no estaba muy lejos y no tenia adonde ir, decidi darme una vuelta por ese lugar.

J.D. SALINGER

El guardián entre el centeno, Alianza


5) Busca en el texto de la actividad 4 las palabras con diptongo o hiato y cópialas.


Cuento: ¡Silencio, niños!

                                   
La Momia entró a la clase y todos se pusieron de pie.
—Buenas tardes —saludó.
—Bue-nas-tar-des-se-ño-ir-ta —le contestaron.
La Momia se puso los anteojos, sacó el registro del escritorio y empezó a pasar lista:
—Drácula.
— ¡Presente!
—Frankestein.
— ¡Presente!
Y siguió:
— ¡Garramunda!
— ¡Pdecente, ceñodita! —le contestó una bruja ceceosa.
— ¿Dónde está el Lobizón? — preguntó la momia de repente— ¿Hoy también faltó?
Un espectro verdoso se levantó de su asiento y dijo respetuosamente:
—Sí, faltó. Me mandó decirle que su abuelita todavía está enferma.
En el fondo del aula dormía un joven ogro.
Roncaba como un santo. Era uno de los más grandes y había repetido catorce veces primer grado. La Momia lo despertó tirándole un borrador en la nuca. Era su alumno favorito.
Por fin, todos estuvieron listos para empezar la clase. No volaba una mosca.
La Momia se plantó frente al pizarrón y se aclaró la garganta:
—Buem. Abran el manual en la página 62. Hoy vamos a aprender a atravesar paredes, algo muy útil en la vida. Si lo aprenden como es debido podrán aterrorizar a mucha gente y hacer de veras ¡muuucho daño a la humanidad!
Aquí la Momia se emocionaba. Siempre que hablaba de hacer mal a la humanidad se le humedecían los ojos y ponía voz de flan. Frente al libro abierto, los alumnos leían la lección a coro. El Atravesamiento de Paredes era más bien una clase práctica. Uno a uno, fueron ejercitándose.
Primero atravesaron una plancha de telgopor. Después una madera de dos pulgadas. Por último, tenían que atravesar la pared que daba al salón de actos, de donde los echaban porque un grupo de compañeros estaban ensayando la “Canción de la araña”. El más hábil de todos resultó ser el Fantasma. Eso de atravesar paredes se lo habían enseñado sus padres de chiquito. Había un vampiro también bastante habilidoso. Atravesaba con elegancia.
Por la mitad de la clase, le tocó el turno a Frankestein. La maestra lo llamó al frente. Pasó. Se ajustó el cinturón, se llenó los pulmones de aire para hacerse más esponjoso, cerró los ojos y avanzó decidido hacia la pared.
Muchos años después, ya jubilada, La Momia seguiría recordando aquel día extraordinario, el choque fue terrible.
La cabeza de Frankestein sonó como una caja llena de tuercas lanzada contra una escollera, pero él ni pestañó. Un salpicón de bisagras, remaches, astillas y peladuras roció a todo el mundo.
La maestra pegó un grito creyendo que su alumno se desarmaba. Corrió a ayudarlo, pero Frankie estaba decidido a avanzar. Y avanzó.
Era un muchacho sólido, tenía amor propio y no lo iba a detener una pared.
Pasar, pasó. Abrió un boquete de cuatro metros por dos y arrastró el piano que estaba del otro lado. Los integrantes del coro aplaudieron. Detrás de él la pared entera se derrumbó y con ella el cielorraso. Unas grietas espantosas aparecieron en el aula y en el techo del salón de actos.
A Frankestein le pareció un triunfo total. Estaba dispuesto a demostrarle a su maestra lo bueno que era para pasar cosas. Esta vez arremetió contra la pared que daba al patio con el ímpetu de un tren carguero.
Alumnos y maestros empezaron a correr porque el edificio entero se resquebrajaba. Los murciélagos levantaron vuelo desordenadamente. Frankie siguió atravesando paredes, una tras otra, siempre con el mismo éxito. Cuando atravesó la última, el edificio, viejo y ruinoso, se vino abajo. Desde la vereda de enfrente, todos miraban alborotados el radiante cataclismo. El polvo desmoronado hacía toser al portero.
La Momia corrió a rescatar a Frankestein de entre medio de los escombros. Estaba averiado pero contento. Enseguida le vendó las partes machucadas. Después lo miró babeante de orgullo y le dio un beso.
Evidentemente, no era lo bastante transparente, poroso y aéreo como para atravesar paredes. Pero, en cambio, era un as para los derrumbes. En toda su vida de maestra La Momia nunca había visto una catástrofe tan completa. Se imaginó que con un poco de práctica Frankie podía causar desastres mundiales.
Ese mes le escribió en el boletín de calificaciones:
“Te portas cada día peor. ¡Adelante! ¡Sigue así!”


   Wolf, Ema. CUENTO CHINO Y OTROS  CUENTOS NO TAN CHINOS. BsAs., El Quirquincho. 1988. 

Ema WoIf: nació en Carapachay provincia de Buenos Aires, en 1948. Periodista y  escritora. Obras mas difundidas: “A filmar canguros míos”, “Los imposibles”, “La gran inmigración”.

Escribe una historia a la manera de la anterior, con los siguientes personajes: Caperucita, los 7 enanitos, Blancanieves, El Gato con Botas y algún otro personaje que se te ocurra.

Blancanieves, ¿una Princesa o una Condesa Alemana?


Primera versión
blancanieves.gifTras diecisiete años de investigaciones, un grupo de estudiosos alemanes llegaron a la conclusión de que Blancanieves y sus siete enanitos no es un simple cuento como siempre hemos creído.
Maria Sofía Margarita Catalina Von Erthal nacida el 15 de junio de 1729, hija del príncipe Philipp Cristoph Von Erthal y Eva Maria, de Soltera Bettendorf. Su castillo es hoy un museo, tres siglos después de que lo ocuparan los príncipes y su bella Blancanieves, Maria Sofía, una de las principales atracciones del castillo es la estancia del espejo parlante, de quien dice Paolo Valentino (en Corriere Della Sera), se trataría de “un refinado juguete acústico muy en boga en la época, fabricado precisamente en Lohr, ciudad que se hizo celebre en Europa por la manufactura de espejos y cristales”. Aegura Paolo Valentino que, aun hoy el espejo de Blancanieves repite cada palabra que quien le habla mirándole. Dicho espejo mágico – asegura el investigador bávaro – era un sofisticado juguete propiedad del príncipe, y posteriormente entregado en regalo a su segunda mujer, Claudia Isabel Von Reichenstein, la madrastra de la heroína del cuento de los hermanos Grimm.
Esa segunda esposa, y sus siempre difíciles relaciones con Maria Sofía, completarían el rompecabezas: de ahí la leyenda de la princesa envidiosa, la madrastra malvada. Pero quizá la historia real de Blancanieves supera al cuento, porque va y resulta que la bella Blancanieves (Maria Sofía) tuvo una infancia desgraciada, reducida casi a la ceguera tras enfermar de varicela. Y de esa misma fatalidad, unida a su belleza y a su solidaridad con los aldeanos, cimentó la leyenda de la princesa bondadosa e infeliz, haciendo, por contraste, mucho más perversa de lo que pudo serlo a lamadrastra.
Los siete enanitos del cuento quizá tampoco son del todo puro cuento: el trabajo en las angostas minas de cobre y plata de la vecina ciudad de Bieber exigia trabajadores de corta estatura y que solían endosar capuchones y prendas de vivos colores para facilitar su identificación en caso de derrumbes e incidentes, por lo demás tan habituales en las minas.
Segunda versión
felipe.jpgSegún el historiador alemán Eckhard Sander, Blancanieves era una joven condesa que se llamaba Margarethe Von Waldek que vivió en Alemania en la primera mitad del siglo XVI, en la misma época en la que el entonces príncipeFelipe II viajaba por esta zona del continente europeo para conocer los límites de su futuro reino y dicen también que buscando mujeres que satisficieran su deseo.
Margarethe era una joven de una belleza extraordinaria que murió envenenada por intrigantes de la corte del imperio, que evitaron así que se casara con el rey Felipe II de España.
Lo único que se quedo como cabo suelto debido a que Sander no explica es si el envenenamiento se produjo con una manzana, como se dice en el cuento, o se utilizó algún que otro brebaje.
Cuentan que el rey español, de facciones nobles, ojos azules y pelo rubio, era un joven introvertido al que casaron a una edad muy temprana con su prima María de Portugal, una joven que murió de parto poco después. Posteriormente, y por motivos políticos, su padre, el rey Carlos V, le obligó a contraer matrimonio con una tía suya once años mayor que él.
Fue entonces cuando Felipe II, hombre inteligente y aficionado a la belleza, tuviera una apasionada «historia de amor» con la condesa alemana, pero que fue truncada por intereses «políticos». Es un hecho real que tras viajar en su juventud por Flandes y Alemania, volvió a la península y no volvió a salir de ella, lo que de alguna forma demuestra que es una fantasía que reviviera a la princesa con un beso.
Los siete enanitos de la famosa historia también existieron, según Sander. El historiador afirma que todos eran niños desnutridos y envejecidos que trabajaban en las minas de hierro de las propiedades de los Von Waldek. Debido a su pobreza, vestían largos abrigos y gorros muy parecidos a los que siempre nos describieron o vimos en la película. Sander dice también que a la condesa le gustaba jugar con estos niños de rostro envejecido por culpa del trabajo, lo que hacía que parecieran enanos.
Mas por conocer….
grim.jpgAhora busquemos un poco en la historia que crearon los famosos hermanos Jacob y Wilhelm Grima, Blancanieves no fue el primer nombre literario de esta princesa. El “Pentamerote” contiene un cuento en el que una hermosa niña de siete añosllamada Lisa, cae sin sentido al clavarse un peine entre sus cabellos. Depositada en un sarcófago de cristal (como Blancanieves), Lisa sigue creciendo (como Blancanieves, que también cuenta siete años al ser abandonada) y se hace cada día más hermosa. Una pariente, envidiosa de la belleza de lisa, jura acabar con ella (tal como la reina celosa decide matar a Blancanieves), y con este propósito abre el sarcófago. Pero al arrastrar a lisa por los cabellos, se desprende la peineta y la bella muchacha vuelve a la vida.
Según el presidente de la sociedad europea de cuentos, Heinrich Dickerhoff, la verdadera villana en la primera versión de Blancanieves era su madre biológica y no su madrastra, como precisó durante el congreso internacional que reunió a cerca de 400 filólogos, cuentistas e investigadores de este género en la ciudad alemana de Postdam. Según Dickerhoff, en la primera edición del cuento, titulado “la pequeña Blancanieves”, y publicado en 1812, la madre de la heroína desea tener una niña “blanca como la nieve”, su deseo se vuelve realidad, pero cuando su hijita se convierte en rival de su belleza y el espejo mágico declara que Blancanieves es mil veces más hermosa que la reina, los celos la consumen y ordena una espantosa muerte para su propia hija. Como para la sociedad europea de principios del siglo XIX la idea de una madre malvada y asesina no era aceptable, por lo que los hermanos Grimm, que nos trajeron hasta nuestros días ese cuento, decidieron autocensurarse y “reconvertir” la figura de la mala de la historia. En la versión de 1857, la hermosa y bondadosa reina muere en el segundo párrafo después del nacimiento de Blancanieves y su padre se casa de nuevo, dando paso a la figura legendaria de la madrastra que todos conocemos.
Pero en esta versión original no solo la madre mata a la hija, sino que lo hace de una manera digna de Lecter. La reina no sólo ordena la muerte de Blancanieves, sino que exige además que, como prueba, le presenten el corazón de la víctima. En el cuento alemán, la reina, creyendo que el corazón que le presenta el cazador es el de Blancanieves (en realidad pertenece a un jabalí) lo sala y llega a comérselo. Y en el cuento original la reina es obligada, al final, a calzarse unos zapatos de hierro al rojo vivo: presa de un espantoso frenesí, baila hasta morir.
En la actualidad, se han realizado documentales, basados en las investigaciones que se han venido realizando por años, a manera de una “arqueología del cuento popular”, se recogen datos, hechos históricos de lo que pudo ser el antecedente para un determinado cuento popular, es muy interesante el poder determinar las verdaderas historias de los famosos cuentos trasmitidos por generaciones y que se transformaron en parte de nuestra cultura.

domingo, 20 de mayo de 2012

Nuevas tecnologías para nuevas tendencias alfabetizadoras



“… no se debe educar a los niños conforme al presente, sino conforme a un estado mejor, posible en lo futuro, de la especie humana, es decir, conforme a la idea de humanidad y de su completo destino.”
Kant, 1983: 35 y ss.
Lo que importa, sobre todo mientras se es joven, no es cultivar la memoria, sino despertar el espíritu crítico y el análisis; pues sólo así se puede llegar a comprender el significado real de un hecho en vez de racionalizarlo
Krsihnamurti
La escuela se halla inserta en un medio social, es por ello que se debe instituir como un espacio movilizador para dar cabida a la capacidad intelectual, a la creatividad, a la innovación de conocimientos que genera. Si consideramos la escuela abierta a la comunidad y receptiva de las transformaciones de la sociedad de su tiempo, ésta no deja de ser ajena al proceso de incorporación de Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación.  
La escuela se plantea hoy promover la utilización de la computadora, como herramienta tecnológica con una finalidad pedagógica, con el objetivo de contribuir al mejoramiento de la calidad de la Educación. De esta manera, permitirle a la persona comprender las nuevas tecnologías, entender el mundo en que vive, adaptarse a la sociedad y concientizarlo de que el conocimiento es dinamizador del crecimiento y herramienta fundamental para el cambio y la transformación social.