martes, 29 de mayo de 2012

Cuento: ¡Silencio, niños!

                                   
La Momia entró a la clase y todos se pusieron de pie.
—Buenas tardes —saludó.
—Bue-nas-tar-des-se-ño-ir-ta —le contestaron.
La Momia se puso los anteojos, sacó el registro del escritorio y empezó a pasar lista:
—Drácula.
— ¡Presente!
—Frankestein.
— ¡Presente!
Y siguió:
— ¡Garramunda!
— ¡Pdecente, ceñodita! —le contestó una bruja ceceosa.
— ¿Dónde está el Lobizón? — preguntó la momia de repente— ¿Hoy también faltó?
Un espectro verdoso se levantó de su asiento y dijo respetuosamente:
—Sí, faltó. Me mandó decirle que su abuelita todavía está enferma.
En el fondo del aula dormía un joven ogro.
Roncaba como un santo. Era uno de los más grandes y había repetido catorce veces primer grado. La Momia lo despertó tirándole un borrador en la nuca. Era su alumno favorito.
Por fin, todos estuvieron listos para empezar la clase. No volaba una mosca.
La Momia se plantó frente al pizarrón y se aclaró la garganta:
—Buem. Abran el manual en la página 62. Hoy vamos a aprender a atravesar paredes, algo muy útil en la vida. Si lo aprenden como es debido podrán aterrorizar a mucha gente y hacer de veras ¡muuucho daño a la humanidad!
Aquí la Momia se emocionaba. Siempre que hablaba de hacer mal a la humanidad se le humedecían los ojos y ponía voz de flan. Frente al libro abierto, los alumnos leían la lección a coro. El Atravesamiento de Paredes era más bien una clase práctica. Uno a uno, fueron ejercitándose.
Primero atravesaron una plancha de telgopor. Después una madera de dos pulgadas. Por último, tenían que atravesar la pared que daba al salón de actos, de donde los echaban porque un grupo de compañeros estaban ensayando la “Canción de la araña”. El más hábil de todos resultó ser el Fantasma. Eso de atravesar paredes se lo habían enseñado sus padres de chiquito. Había un vampiro también bastante habilidoso. Atravesaba con elegancia.
Por la mitad de la clase, le tocó el turno a Frankestein. La maestra lo llamó al frente. Pasó. Se ajustó el cinturón, se llenó los pulmones de aire para hacerse más esponjoso, cerró los ojos y avanzó decidido hacia la pared.
Muchos años después, ya jubilada, La Momia seguiría recordando aquel día extraordinario, el choque fue terrible.
La cabeza de Frankestein sonó como una caja llena de tuercas lanzada contra una escollera, pero él ni pestañó. Un salpicón de bisagras, remaches, astillas y peladuras roció a todo el mundo.
La maestra pegó un grito creyendo que su alumno se desarmaba. Corrió a ayudarlo, pero Frankie estaba decidido a avanzar. Y avanzó.
Era un muchacho sólido, tenía amor propio y no lo iba a detener una pared.
Pasar, pasó. Abrió un boquete de cuatro metros por dos y arrastró el piano que estaba del otro lado. Los integrantes del coro aplaudieron. Detrás de él la pared entera se derrumbó y con ella el cielorraso. Unas grietas espantosas aparecieron en el aula y en el techo del salón de actos.
A Frankestein le pareció un triunfo total. Estaba dispuesto a demostrarle a su maestra lo bueno que era para pasar cosas. Esta vez arremetió contra la pared que daba al patio con el ímpetu de un tren carguero.
Alumnos y maestros empezaron a correr porque el edificio entero se resquebrajaba. Los murciélagos levantaron vuelo desordenadamente. Frankie siguió atravesando paredes, una tras otra, siempre con el mismo éxito. Cuando atravesó la última, el edificio, viejo y ruinoso, se vino abajo. Desde la vereda de enfrente, todos miraban alborotados el radiante cataclismo. El polvo desmoronado hacía toser al portero.
La Momia corrió a rescatar a Frankestein de entre medio de los escombros. Estaba averiado pero contento. Enseguida le vendó las partes machucadas. Después lo miró babeante de orgullo y le dio un beso.
Evidentemente, no era lo bastante transparente, poroso y aéreo como para atravesar paredes. Pero, en cambio, era un as para los derrumbes. En toda su vida de maestra La Momia nunca había visto una catástrofe tan completa. Se imaginó que con un poco de práctica Frankie podía causar desastres mundiales.
Ese mes le escribió en el boletín de calificaciones:
“Te portas cada día peor. ¡Adelante! ¡Sigue así!”


   Wolf, Ema. CUENTO CHINO Y OTROS  CUENTOS NO TAN CHINOS. BsAs., El Quirquincho. 1988. 

Ema WoIf: nació en Carapachay provincia de Buenos Aires, en 1948. Periodista y  escritora. Obras mas difundidas: “A filmar canguros míos”, “Los imposibles”, “La gran inmigración”.

Escribe una historia a la manera de la anterior, con los siguientes personajes: Caperucita, los 7 enanitos, Blancanieves, El Gato con Botas y algún otro personaje que se te ocurra.

4 comentarios:

  1. PULGARCITO “ LA OTRA VERSIÓN”

    Había una vez, en un pueblo, muy muy lejano, un niño pequeño, al que todos llamaban Pulgarcito, porque su dedo pulgar era más grande de lo normal. Pulgarcito vivía allí con su padre, y su madre.
    Un día, su padre lo mandó al monte a buscar leña, y Pulgarcito que era obediente, y además muy valiente, se encamino al espeso monte; caminó, caminó y de repente se dio cuenta de que estaba perdido; el pequeño, lejos de asustarse decidió volver, pero más perdido se encontraba; entonces comenzó a cantar para no tener miedo, además, sabía que su padre en algún momento vendría a buscarlo. Mientras Pulgarcito caminaba y cantaba… escuchó un ruido… y apareció el lobo feroz, quien con voz aterrorizante le dice:
    _¿A dónde vas pequeño?
    Y Pulgarcito le contesta, afinando la voz y con un poco de ironía
    _… A casa de mi abuelita…
    Y el lobo le dice: Sabía que hay un camino…
    Interrumpe Pulgarcito - ¿más corto? : No, no, a mí no me vengas con ese cuento, yo no soy caperucita, eh? Yo… soy Pulgarcito…
    El lobo sorprendido ante la picardía de Pulgarcito, se queda sin palabras:
    _eh, eh ,eh… yo…, andaba por acá y… ¿ qué hace un niño tan pequeño solo por el monte?
    _Es que… -Pulgarcito piensa e inventa una mentira: - me perdí y no sé como volver a mi casa-…Llorando empieza a contarle al lobo todo lo que inventó:
    - Me raptaron unos hombres, pero me escape, después llegue a un campo y había una vaca pastando cuando trataba de esconderme, corrí, corrí, hasta que llegue acá, y ahora estoy hablando con un lobo hambrientooo!!!...
    - ¿Lobo? ¿Dónde hay un lobo?- dice el mismo lobo asustado- continua pulgarcito-
    - Y yo lo único que quiero es ir a mi casa con mi papá y mi mamá… snif,snif. _¡huuuy! Que problema chico!, y cuéntame ¿como se llama el lugar donde vives?
    _Es una granja; “la granja de don coco”
    _Graja ¿eh? Interesante dato- dice el lobo- ¿y hay gallinas?
    _ Si ¿por qué? – dice pulgarcito-
    _Porque podemos negociar,- le contesta el lobo- y piensa: En vez de comerme a este chiquito, me llenan más dos gallinas, mmm…
    _¿De que hablas?
    _Yo, - dice el lobo-, te llevo a tu casa sano y salvo, y vos como recompensa me regalas dos gallinitas, ¿Qué te parece?
    Pulgarcito se pone muy contento y acepta la propuesta del ambicioso lobo
    _andandooo;- dice el lobo-
    _vamooos- dice pulgarcito-Y así emprendieron el viaje; Pulgarcito y el lobo. No caminaron demasiado, ya que, no estaban muy lejos de la granja.
    Al llegar allí, el lobo, dejó a Pulgarcito quien se abrazó con sus papás, estaba feliz, y les contó todo lo sucedido y que este amable lobo lo había traído de regreso a su hogar, a cambio de unas gallinas. Pero el lobo conmovido ante tanta demostración de amor entre esa familia, ablandó su corazón y dijo que ya no las quería, porque había encontrado a una gran persona con la que podían ser buenos amigos.

    ESPERO QUE LE GUSTE... FEDE PERALTA

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  2. Chicos su cuento está muy bueno, lo recomiendo.

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  3. Silencio niños es un cuento muuuy bello!!!
    Lo recomiendo.

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